
“Cuando un hombre, por un hecho casual,
o por síntesis reflexiva de sus descubrimientos cotidianos,
comprende que el mundo está mal hecho, digamos, es una cloaca,
tiene que elegir entre tres actitudes:
o lo acepta, y es un perfecto canalla como ustedes,
o lo transforma, y es Cristo o Lenin, o se mata”.
(Abelardo Castillo.
“Also Sprach el Señor Nuñez”)
-Lo que pasa es que vos…quiero decir que sos una persona…eh…¿como ponerlo para que se entienda? –finjo razonar en voz alta- emm...mas bien tranquila… o sea…nada, a lo que voy es que de repente, por ahí como que- (-¡“Bla”!- me gritó el tipito recostado desde su hamaca paraguaya) - ….no se, no te da demostrar tanto asiiii…. – estiré la “i” lo mas que pude e hice un ademán con el dedo índice como si fuera la hélice de un helicóptero agitándose.-
La verdad es que no encontraba una manera, mas o meno sutil de decirle que es…(-¡un mediocre!!- gritó mi tipito ya fastidioso)…si bueno, que es una de esas personas que no se complican demasiado con nada porque no se detienen a pensar las cosas mas allá de su mera forma (-de hecho solo ven la forma-)…o nunca asocian denotaciones con connotaciones. Los de su especie nacen para quedarse a vivir en la superficie del mundo y casi nunca ven, entienden o siquiera conciben lo que acontece un paso más adelante de sus narices.
Son seres de reproducción. Nacen, comen, cagan, se aparean, se casan, tienen hijos, consumen todo lo que pueden…sin jamás preocuparse demasiado por el sentido de las cosas o incluso por la existencia de su ser y la realidad a la que este le tocó estar inmerso. Y no por carencia de medios, que quede bien en claro. Hablamos de comodidades mentales que van mas allá de los medios materiales de existencia. No les importa otra cosa que su propia seguridad falaz. Viven para y por ella. No sirven para nada más que eso, y “eso” es “todo”. (-Gente, solo, del mundo de las cosas….-). Exacto.
-No, bueno… - interrumpió por fin antes de que se hiciera demasiado evidente mi “titubeo”-…yo soy un tipo eufórico, no te creas eh!…, pero mas bien introvertido –.
Y entonces por surreal obra de mi tipito vi como por un lente angular, el rostro de aquel dolicocéfalo de endurecidos rasgos caucásicos y rubia cabellera peinada a la gomina, inclinarse hacia mi con su mano estrechada, presentándose educadamente en un acto casi reverencial:
-Hola si, que tal… el “eufórico introvertido”, un gusto…- y un ardiente olor a mentol mezclado con el inocultable vaho etílico proveniente de las mefíticas profundidades de su putrefacto hígado casi me voltean.
Tengo que soportarlo, y demostrarle confianza y simpatía… (-odio a este gusano pusilánime!-). Pero es el único que puede ayudarme a conseguir la información que yo necesito. Estoy segura que aquel hombre no era un suicida. Ningún suicida se arroja a las vías exclamando suplicas, pidiendo auxilio. Y esto lo se porque escuche los testigos que lo vieron ese mismo día que el subte quedo suspendido por horas debido al “accidente”. Además no se murió enseguida (-eso es lo que nadie sabe-). De hecho mejoró bastante, aunque su destino ya había sido escrito…(-literalmente hablando-).
Recuerdo el día que me lo encontré, aún desconociendo yo por completo su verdadera identidad (la que mantenía oculta por cuestiones que luego me iría revelando), grandes y oscuras ojeras bajo sus tristes ojos hundidos le daban a su pálido rostro una expresión de eterna agonía. “Son ellos…” murmuraba con paranoica inquietud nerviosa y entonces sacaba un anotador del bolsillo y escribía casi frenéticamente algo y lo guardaba. Aquel procedimiento daba la impresión de aliviarlo, aunque más bien lo subsumían en una tensa expectativa de secreta sospecha hacia su entorno, que aunque vacío, aparentemente en su mente poblado de fantasmas. Y yo primero pensé que veía fantasmas…pero después supe que no, no precisamente…
Luego, poco a poco fue mejorando asombrosamente, y hasta se hizo amigo de Rantes y algunos otros internos del manicomio. Hasta que un día Rantes se escapó en aquella extraña fuga con otros dos internos, y ya no volvió más al Instituto Psiquiátrico, estuvo perdido durante algunos meses hasta que un día recibí una llamada suya desde el Borda...pero para entonces muchas cosas habían sucedido ya.
- Si…te iba a decir justo eso…que tenés pinta de “eufórico introvertido”- dije de una manera que solo a mi y a mi tipito podía causarnos gracia. El se quedó serio pero no lo dejé hacer ningún tipo de conjeturas- yo me voy a pedir un capuchino con canela….vos?- (-mejor un whisky, doble!-)
Inmediatamente nuestra charla nos condujo al terreno donde el quería llevarme, con su único interés, fundando en el hecho de que yo fuera mujer y su ilusa idea de que –por obra de un inusitado marasmo cósmico- pudiera llegar a darle bolilla a su tan desagradable ser.
Entonces comenzaba su nauseabundo discurso cargado de, por así llamarlas “indirectas alusivas” (bastante poco suspicaces) que no solo no se condecían con su almidonada imagen de burócrata de carrera sino que por el contrario daban cuenta de una vulgaridad, hija -deduzco por mi parte-, de la escasa relación con el sexo opuesto (-como con el “sexo” en general- agregó mi tipito mientras acomodaba colgado de la escalera unos libros en lo mas alto de la biblioteca).
Escuchar su risa, inmunda, entre sus dientes amarillentos de nicotina, con esa mirada de regodeante altanería me provocaban una casi incontenible violencia hacia su persona a la que solo me resistía por el único interés que yo tenia sobre el: obtener el expediente del caso ”Radvanji”.
-Bueno bueno…veo que realmente estas obsesionada con tu tesis doctoral…-
-Ay si…estoy noche y día pensando en ella- aludí sobreactuando el énfasis (mi tipito ríe descomunalmente y casi pierde el equilibrio en la escalera).
-Veo….ahora ¿porque tanto interés en ese hombre, es familiar tuyo?.- observe una crucecita que le colgaba del cuello (-que asco que me dan los hombres con bijou…-). Seguro que es católico ortodoxo, si, pobre, si….ay! que infeliz…deseo tanto pero tanto escupirle un ojo en este instante.
-Era intimo amigo de mi abuelo…Que Dios lo tenga en su gloria – agregué mirando hacia el techo. (Ahora si, mi tipito rodaba por el piso a carcajada suelta, mi abuelo era mas ateo que yo…)
-ah….- se limito a acotar secamente como todo ser falto de sensibilidad y de tacto sobre cuestiones de delicados sentimientos humanos.
-Por eso…mi tesis pretende mejorar el tratamiento de los enfermos bipolares…-
-Seguro. ¿y vas a hacer algo hoy a la noche?-
-Tengo una cena familiar…-me siguió mirando, (cosa que me provoca un escozor inexplicable), como esperando el resto de la frase por lo que rápidamente improvisé- ….mi tía Amanda salió bien de una operación cardiovascular y bueno…es una tía muy querida en la familia…los sobrinos le preparamos una cena sorpresa…no puedo faltar-
-Guarda a ver si de la sorpresa le dan un paro!!!- dijo bromeando como quien hace un chiste machista en medio de un congreso por los Derechos de la Mujer. (-ay! No puede ser mas imbécil!! Quiero pegarle!! Quiero pegarle, por favor!!!-grita mi tipito alzando los puños apretados de ira). Hice una mueca de sonrisa y achiné los ojos…
-Entonces el viernes …. como acordamos…-continué saltando a mi terreno como una mosca que escapa en el exacto momento en que intentan atraparla.
-Si si…esta bien, yo esta tarde dejo todo preparado, pero no podes llevarte ni sacarle fotocopias a nada, solo leerlo allí mismo y dejarlo todo como lo encontraste.-
-Entendido-
-Después cuando termines tu tesis podemos ir a festejar no te parece?- una arcada casi me impide continuar con la farsa.
-Espero terminarla…. algún día…pero le agradezco Indalecio…- Toso secamente. (-eso es lo que yo llamo “patear la pelota a la tribuna”-).
Indalecio Iberlucea es un asqueroso hombrecito que nació para ser un asiduo burócrata de cepa. No porque aquella tarea le resulte un primer paso inevitable para poder alcanzar luego un lugar mas concreto en lo político o académico. No. Simplemente por herencia. Su abuelo fue burócrata en el mismo edificio, su padre lo mismo y ahora le había llegado el turno a el (-si dios me hace nacer en la cloaca…y nado entre la mierda….pues entonces seré un sorete mas!-bromeó mi tipito). Claro!... nada de complicarse demasiado la existencia…lo que en otras palabras seria, “nada de asumir una existencia”…lo que a su vez implicaría… “nada de existir”. Toda su vida esta glosada por ritualezcos ordenamientos minuciosamente premeditados. Me da asco. Me indigna su apatía por cuestionarse absolutamente nada, por ser y hacer las cosas porque están ahí y punto...y encima parece una babosa arrastrándose en su brillante mucosa cuando aparece alguna mujer por la oficina y dice estupideces que no hacen mas que incomodarlas. Es una miserable sanguijuela. Alcahueta, rastrero, cobarde y chupa media de sus superiores. Todo un miserable.
Una vez que obtuve mi propósito, huí lo más pronto que pude de aquel asqueroso ser despreciable y al llegar a mi casa discutí con la vieja de al lado que estaba sacando la basura a las 5 de la tarde.…
-La basura se saca después de las 7 señora!- dije con tono agresivo. Y me aleje agregando unas cuantas blasfemias en cadencia. La vieja se me quedó mirando estupefacta con la bolsita en la mano y la boca semi abierta durante todo mi desquiciado discurso, y para cuando intento reaccionar yo ya estaba cerrando la puerta del ascensor.
Exageré y me jacto. Y la verdad es que me importaba menos la basura de la vieja, como las reglas municipales…pero, Ahhh!!! realmente necesitaba descargar contra alguien algo de toda la violencia que traía encima, y nada mejor que la tosca mezquindad de una vieja de mierda que me vive hinchando las pelotas.
De "El Endemico impostor y sus antropomorfizaciones alegoricas" -
No comments:
Post a Comment