
Los hombres, igual que los niños están expuestos a equivocarse, a ser engañados y a engañar a otros, con una impresionante buena fe (…)
Y al mismo tiempo descubrí hasta que punto es penoso hacerse de verdad mayor; es decir, no incrédulo, sino creyente en todo cuanto merece ser creído y amado.
También me paso por la cabeza la idea de que si la gente se movilizaba a la búsqueda de fantasmas, era porque tenía necesidad de una verdad, la que fuese, que no sabían encontrar en sus vidas diarias.
Y de una verdad que diese miedo, porque el miedo es una maravillosa distracción, tanto para los adultos como para los niños.
La gente que no tiene miedo de nada, se aburre; cuando no se distraen asustando a los demás…
Pero, la mayor parte de las veces, los que se divierten asustando a los otros, ellos mismos no están tranquilos.”
(“De profesión, fantasma”. Capitulo XIV. H. Monteilhet)
“Si pudiéramos saber que parte del espíritu se quiebra en esa milésima de segundo…Tengo que saberlo…así puedo fortalecerla y evitarlo…tengo sed….mucha sed…”
-Parece que despierta!-
Todo estaba demasiado blanco y brillante para mis ojos que se sentían apuñalados por tanta claridad.
-La señorita se desmayo cuando salían del túnel…parece que se golpeo la cabeza con un farol, nada grave, a penas un raspón-
-pero seguramente le bajo la presión…-dijo un vozarrón.
-Y claro! para que vean cuan insalubre es nuestro trabajo allí dentro!-
-Si!, eso!, exacto! Ahí tenés!- Se oyeron voces que apoyaban aquello con énfasis.
Dos parecían ser mecánicos empleados del subte, el otro era un policía, el del vozarrón. El resto debían ser solo pasajeros chusmas convocados por la cuestión que les dará tema de conversación por lo menos por una semana a sus aburridas vidas ordinarias e intrascendentes.
Yo todavía no podía ver nada. Una mano me acerco un vaso de agua y lo bebí casi de un solo sorbo.
-Se siente mejor señorita?-
-Donde estoy?- pensé y quise decir pero mis labios continuaron sellados.
- ya esta viniendo una ambulancia para acá, quédese tranquila-
(-AMBULANCIA????? De que habla este hombre!!?!?!??!-)
-ud. se desmayó cuando bajo del tren que detuvimos por un accidente que hubo…-
-Por suerte la encontramos nosotros!! Que si no….-
-Bueno, bueno- dijo el policía – a no atormentar a la piba tampoco que todavía debe estar muy débil y mareada-
No podía estar mas en lo cierto, pero de todos modos quería saber lo que había sucedido. Me sentía completamente mareada.
-Un accidente??- pregunte tratando de reincorporarme – que accidente?- y tuve que cerrar los ojos por una dolorosa puntada en mi lóbulo prefrontal izquierdo.
-Ah, un loco suicida que se tiro a las vías-
-menos mal que el tren en el que venían uds. todavía estaba lejos que sino, seguro lo aplastaban!- agregó el otro mecánico con la misma emoción con que un hincha relataría como casi fue gol de no pegar en el poste-
-Fue increíble, el tipo estaba en el andén como cualquier otro, llevaba un hermoso traje marrón oscuro, y una corbata amarilla a rayas aunque se notara que no era nuevo le quedaba muy elegante…-
-y de pronto se tiró!-
-No no…momentito, que lo más increíble es como primero fue dando una especie de remolinos gritando desesperado exclamando socorro y pidiendo auxilio hasta que se tiró a las vías…-
Se oyeron risas y comentarios sobre este punto. Mi cabeza era una masa de chicle en descomposición y apenas podía mantener abiertos mis ojos, sin embargo escuchaba atenta la conversación de los mecánicos, el guarda y algunos testigos del hecho que se habían quedado para prestar declaración.
-se tiró gritando socorro??- pregunté llevándome la mano a la frente que sentía que fuera a explotarme en cualquier momento como una piñata.
-Si!!, y no sabe el salto que dio!, magnífico! Moviendo las piernas y los brazos como nadando en el aire!!-
-todo un bailarín!-
-se murió?- esta vez no me escucharon puesto que tras esta ultima frase se habían echado todos a reír nuevamente-
-Ay cada loco suelto…!, este si que si sobrevive se va derechito al Borda…y no sale más!-
-pobre hombre!...vaya uno a saber los tormentos que lo aquejarían…- agrego el guarda compadeciéndose.
-no se murió?-
-y!, no sabe el terrible golpe que se dio!, porque cayó con la cabeza pero reboto y giró varias vueltas carnero…Tenía el cuerpo fracturado y la cara toda ensangrentada -
-para mi que se lo llevaron ya espichado…-agregó un testigo con tono de médico experto en la materia, aunque por supuesto no era mas que un infeliz ignorante y cobarde que seguramente se sentía superior al suicida por su envidia de no poseer el mismo el coraje de arrojarse como este a las vías. Imbécil, pensé.
-Mientras tanto hicimos bajar a los pasajeros del tren en el que usted venía…porque esto iba a llevar un tiempo, pero se ve que ud. se quedó atrás porque le bajó la presión, parece que se golpeó con una luz de emergencia que esta rota y se desmayó, justamente yo que me dirigía a arreglarla, me la encontré allí desmayada dentro del túnel, estaba en un lugar muy peligroso, porque casi no hay espacio entre el cordón y las vías, si no la hubiese encontrado y el tren pasaba en aquel momento….
Mientras el hombre hablaba algo vino a mi mente, algo que debía ser de gran importancia puesto que estuve a punto de interrumpirlo para decirlo, pero me atraganté con mi propia saliva…que al tragar se me había ido por el conducto equivocado y comencé a ahogarme y a toser compulsivamente, mis ojos se llenaron de lágrimas y mi cara se puso toda roja como un morrón, mientras tanto el hombre seguía entusiasmadísimo narrando su proeza heroica de rescatarme, a la vez que me daba unas gentiles palmaditas en la espalda. Para cuando termino de hablar ya había olvidado que era lo que quería decir. Hice un esfuerzo, pero todo comenzó a nublarse otra vez. (-Necesito salir de aquí, urgente!-).
-Llegó la ambulancia!!...señorita?...señorita?! –
-Se desmayó otra vez!-
-A ver señores! Hagan espacio!! Circulen…circulen…- dijo el vozarrón.
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La calle era estrecha. Parecía más bien un callejón. Está oscuro y la única iluminación es la de una lámpara sobre una puerta azul, pareciera tratarse de un corredor infinito de transpiradas paredes y en el fondo la oscuridad más absoluta.
-estas ahí….?- me oigo susurrar pero no se a quien busco.
De repente veo que hay alguien que hurga en la basura y oigo maullar a un gato. Luego descubro que hay miles de ellos dando vueltas con grandes y brillantes ojos amarillos resplandecientes como luciérnagas en la oscuridad. Me acerco a paso lento…el olor es nauseabundo. Es un niño con un pullover cuyos colores ya no pueden distinguirse de lo gastado y sucio que esta y tiene casi medio cuerpo metido adentro del bote de basura. De pronto queda inmóvil, parece haber notado mi presencia tras de sí.
Se hace un silencio que solo los gatos no respetan, y súbitamente se reincorpora con su mano izquierda extendida sosteniendo una masa de carne llena de sangre que a la luz pude notar que se trataba de un corazón. El niño se vuelve hacía mi y me grita en la cara con ojos desorbitados de alegría sonriendo tan exageradamente que parecía que todo el rostro le iba a estallar -“lo encontré!!, lo encontré!!”-, me empujo casi derribándome y salio corriendo de allí brincando de un lado al otro.
Me volví hacia el bote y me incliné ante este lentamente, tuve que taparme la nariz porque el olor se había vuelto irrespirable….los gatos maúllan como en un cántico atónico, estoy a punto de ver lo que hay adentro….
Un grito espeluznante de terror inunda toda la sala de emergencias. De pronto me encuentro recostada en la camilla de la guardia del Hospital Ramos Mejía, totalmente transpirada y con una expresión de espanto en mi rostro. A la derecha Albert Einsten me saca la lengua desde un cuadrito que cuelga torcido de la pared. La enfermera acude rápidamente a tranquilizarme, me toca la frente luego me toma la presión y finalmente me dice con una sonrisa de televisión “ya podes irte…” y me deja sola.
Y yo que conozco perfectamente la guardia de ese hospital, no podía encontrar la salida, había dado ya varias vueltas, subido y bajado escaleras, tomado el ascensor por todos los pisos, y allí estaba…atrapada como en una pesadilla, aquello parecía haberse trasformado en un laberinto imposible.
-Disculpe...¿la salida?- pregunte a un señor que estaba de espaldas, observando por la ventana.
-…es la de “entrada”- me contestó entornando la cabeza para mirarme con una sonrisa que me heló la sangre. Sus ojos eran negros, como dos agujeros infinitos.
(-no es el hombre del subte? El de la mirada perturbadora!-)
-bueno- dije casi en un estado de autismo espectral y continué la marcha derecho por el pasillo sin mirar por donde iba. No veía. Mi actividad cerebral parecía haber colapsado por efecto del terror. Solo me movía por inercia.
Un súbito y doloroso golpe contra mi hombro acompañado de un quejido agudo me detuvo de improvisto el paso.
-…ahí termina el pasillo…-dijo la enfermera con la que acababa de colisionar, e inmediatamente me di media vuelta retomando el mismo camino pero ahora en dirección contraria, es decir directo hacia Madame Le Mort disfrazada en el cuerpo de aquel hombre que ya había tenido la intención de hablarme anteriormente en el subte y al que traté de ignorar todo ese tiempo.
-…tarde o temprano todos terminan viniendo a mi-dijo con una sonrisa sarcástica.
-no tengo tiempo para tu soberbia, gracias-le contesté sin mirar y sin detener mi paso al cruzar delante de ella, o el, bueno, ya que ahora se encontraba dentro del cuerpo de un varón.
De pronto se abrió la puerta del ascensor y una camilla se interpuso en mi camino impidiéndome abruptamente el paso, camilleros, enfermeros y doctores la rodeaban dando agitados gritos apurados hacia la sala de operaciones. Ambos subimos al ascensor.
-no sos real- susurré sin darme cuenta de que lo hacía y sin moverme de donde estaba
-Oh si…soy lo más real que puede tener la existencia…-dijo parándose a mi lado. Mi estupefacción me enmudeció por completo.
-sabes quien iba en esa camilla?-preguntó mientras se encendió un cigarrillo con un encendedor en forma de calavera
(-ay que emblemático detalle- alegó burlándose mi tipito)
-no se puede fumar aca-dije odiosa
-…seguro? -susurró a mi oído y estalló a carcajadas
-la respuesta es “yo”. Yo iba en esa camilla- dije con bronca adivinando lo que iba a decirme
-si, vos…o bueno, parte-
-que original!-dije sin mirarlo, con expresión de asco
-…muchos me lo dicen…-replicó ácidamente y le dio la ultima pitada a su cigarrillo que luego arrojó al piso aplastando meticulosamente como si fuera un insecto.
-no me subestimes-
-no me sobreestimes-
La puerta se abrió y salimos caminando yo mas apurada y tratando de dejarlo atrás. Mas y mas rápido. Empecé a correr y a agitarme….
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-Bueno bueno querida….tranquila, ya paso…te bajó un poco la presión, nada grave, te aconsejaría que vayas a tu casa y descanses y procures una buena alimentación probablemente tengas las defensas un poco bajas-me dijo la enfermera de la guardia.
(-JA!- rió exageradamente el tipito guiñándole un ojo a Némesis…seguramente relacionándola con la palabra “defensas”, aunque de forma irónica, por supuesto).
Me costó reincorporarme, pero nada deseaba más que huir de aquel nosocomio del infierno. Mire hacia mi derecha y Einstein ya no estaba allí sacándomela la lengua. Probablemente nunca haya estado.
Sali del nosocomio corriendo hacia la parada del colectivo donde uno acababa de frenar. Una vez sentada al fondo del vehiculo que iba casi vacio comence a recordar lo que habia soñado. Estaba casi dormitando cuando un olor a cigarrillo me vino de repente al olfato...abri los y vi la mano del chofer sobresaliendo por la ventanilla sosteniendo el ardiente tabaco...y desde el espejo retrovisor me miro con aires de superioridad.
(-Puede ser tan sobervia?-).
Me corrio un escalofrios por la espalda. Cerre la ventanilla y refunfuñe mi odio hasta bajarme.
Del "Endemico Impostor y sus antropomorfizaciones alegoricas" -
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