Saturday, January 22, 2011

VéRTiGo



-Y ¿Cómo va esa cinta?- spirituosso


(-de verdad querés saber?-pregunta ceñudo mi tipito).

No, claro que no. La pregunta es de rutina y exige en consecuencia una respuesta en consonancia. Le digo la verdad?. Si empiezo ahora a hablar y a decirle todo lo que me pasa en la cinta se va a arrepentir de haberme preguntado. ¿Por qué la dubitación?. La respuesta es de rutina “bien” (-y movimiento ascendente de cabeza, leve-). Pero ¿por qué no puedo contestar la verdad?, mi verdad.

La cinta me sigue dando vértigo, siento que no controlo mis movimientos, que me lleva y me resisto, que pierdo la realidad del entorno, que Némesis sale a sablazos enfrentando demonios que son como sombras oscuras que aparecen ominosas por todos lados y caen derribadas sobre la cinta que piso. (-¿Cómo explicarle quien es Némesis…?!-). Piso los monstruos muertos, destruyo mis miedos e inseguridades. Vértigo en el estomago. Mi tipito diseña estrategias de disuasión para distraerme, para no pensar, para olvidarme de que me esta disuadiendo, disuadiéndome de mi disuasión para que no piense lo que estoy pensando.

Pero lo descubro, me descubro, yo puedo disuadir a otro pero no a mi misma, me conozco las mañas. Bajo la velocidad y me entristezco terriblemente, siento que pierdo, que me humillan en lo mas profundo. Subo la velocidad, y extiendo mis brazos para aferrarme a los barandales de goma y equilibrar el ritmo, el peso, el volumen, el espacio, mi alma, adrenalina (bombea el corazón con demente ritmo cardíaco), piso como en el aire, el cuerpo me desconoce.

Yo soy otra. No soy yo esa que marcha firmemente frente al espejo, seria, concentrada pero con rostro relajado, una más del montón. Un montón de guerra más. “La procesión va por dentro”. La música no consigue alinearme. Yo tengo el control. Yo tengo el control. Pero la cinta marca el ritmo. No, yo. Las dos, vamos juntas. Es en equipo. Yo se trabajar en equipo. Un, dos, un dos. El miedo a tropezar y caerme. El miedo a perder el dominio de mi ser y caerme. El miedo de que se note mi miedo y de caerme. El miedo al miedo a carme. El miedo a la muerte. (-Nadie se cae de una cinta. Solo un idiota se caería, mira la gente, toda igual que vos, caminando, trotando, inhalan, exhalan, piensan en sus hijos, en que van a hacer de cenar, en fulanita, en fulanito, en la contestación de mierda de su jefe en la mañana y en lo que les hubiera gustado responderle, en las vacaciones, en las tareas pendientes, en si le quedan lindas las calzas mientras piensan todo esto y se acomodan el pelo, en la remera chivada, en las tetas que le rebotan a la de al lado, mirando de reojo piensan en seducir a alguien real o imaginario. Si soltás el brazo derecho vas a ver que no pasa nada. Te queda el otro para sostenerte-). Suelto. (-Te dije. Vos podes-). Yo soy fuerte. Yo no me rindo. Yo puedo. Soy una pelotuda. Estoy caminando en una cinta de mierda que me trastorna. ¿Por qué el vértigo?. Estoy mal. No me banco que se me mueva el piso, eso pasa!. Es una locura!! Se mueve el piso!!!. (-Justamente, para eso son las cintas-). Repito: Me siento una pelotuda. Una miserable pelotuda. ¿Es la cinta?. ¿Qué es? ¿Qué me pone así?.

Nunca tuve inteligencia deportiva. Soy torpe con mis extremidades. Tengo un cuerpo indisciplinado. Tengo que entrenarlo, a que me responda a mí, a que haga lo que yo quiero cuando yo digo. Un, dos, un dos. Pasos largos. Eso es. Pasos largos. No pasa nada. (-El secreto está en los pasos largos (?) si...-). Marcando el ritmo. Me apuro para llegar ¿a donde?. 6 kilómetros y medio por hora. 5 kilómetros de distancia. 450 calorías. 50 minutos con 21, 22, 23, 24 …segundos….25 .26…. Decíme, ¿conoces a alguien en el mundo que haya sentido algo así en una cinta antes?. (-yo quisiera contarte pero no puedo contarte-).

Estoy sonriendo estúpidamente, porque no puedo contestarte la verdad. Pero tampoco te puedo dar una respuesta de rutina.

-¿Viste que te había dicho que me mareaba cuando me bajaba de la cinta?. Bueno, de a poco lo fui controlando, pero ayer se me soltó (-la cadena-) la tirita esta – señalando la tirita transparente del corpiño pegada al hombro- y cuando me la quise volver a enganchar me entró un vértigo terrible, y después estuve como 10 minutos tratando de recobrar “el equilibrio” y la “normalidad”, hasta que a los 50 minutos ya le había agarrado el ritmo otra vez y me quedé 10 minutos mas porque una vez que le agarré la mano (-Se ríe. Cree que es gracioso-) me dije “con lo que me costó llegar hasta acá ahora no me quiero bajar!... - (-Yo lo debo estar contando como algo gracioso-).

Yo soy graciosa (-se dice “estúpida”-). También. No debí haber dicho nada. ¿Por qué no contesté un “si” de rutina y le preguntaba a él como estaba?. (-¡Porque no me interesa como está él!-). Ni lo que piense de esto. (-Por mi puede pensar lo que se le de la gana-)

– … capas necesito un psicólogo y vincular ambas cuestiones, salud física y salud mental, dos cosas que tienen que estar…me parece, unificadas, ¿no? – terminé por fin diciendo con ademanes absurdos.
(-Error etiológico- alude ceñudo mi tipito).

Agrega una nimiedad que estoy incapacitada de registrar y vuelve a reírse como si la charla fuera una broma, o como si yo quisiera caerle simpática. Yo quiero entender porque me pasa esto. ¿A vos nunca te paso algo así?. ¡No puedo preguntar eso! ¡Soy una tarada! Ya bastante con haber dicho lo que debí haberme guardado para mí. Además ya conozco la respuesta. Pero igual quisiera poder preguntar.
(-Wanda, tu mundo no puede compartirse. Entendélo-).
Wanda siente una terrible soledad que la angustia profundamente. Se le hace un nudo en la garganta y la necesidad de disimularlo todo.
(-Amor y necesidad son dos cosas diferentes- extrae de sus pensamiento el tipito).

Eso querría preguntarle: "¿vos sos feliz?" (-con las piernas abiertas sentada en el aparato de los aductores. 9, 10…11…-)
Y el se reiría de compromiso y luego compartiría con sus amigos en la sobremesa las anécdotas de su trabajo “…y hay una mina que esta re loca, viene y te tira que ella no se sube a la cinta sino a un “duelo psíquico” (abriendo los ojos) donde pone a prueba su lucidez motriz” (risas) parece re normal la mina eh, pero le preguntás como está y te sale con un “vos sos feliz”? jajaja re pirada!, no!, si hay de todo! En el gimnasio te cruzas con cada uno!
-¿Por qué me preguntás eso? – me diría creyendo absurdamente que intento seducirlo (-estúpidamente-)
-¿Por qué no?- respondería yo con expresión desinteresada y él entraría en la segunda etapa.
Pero antes de dejarlo hablar, lo interrumpiría para explicarle las etapas…“la mayoría de la gente tiene las mismas reacciones, si les preguntas si son felices primero se sorprenden intimidados, al punto de la consternación, simulando con risita falsa -o alguna otra muletilla-, después viene la negación de la respuesta que se dan interiormente y que muchas veces desconocen, y/o desean seguir desconociendo (-justamente-), luego, presionados por la necesidad de no ser descubiertos en su incomodidad, comienzan a trastabillar, titubean frases ininteligibles, hasta que dicen por fin que “si, bueno que se yo”….y cambian de tema (lo mas dudosos)…o que “la felicidad no existe, que hay momentos…” (los mas convencidos) o ”si yo creo que si…” (lo mas orgullosos) y después te preguntan “y vos?” (-como el arquero que ataja un gol reventando el pelotazo fuera del área-) y yo ahí sonrío.
Y a vos te diría cualquier mentira que se me ocurriera en ese momento (-para no perder el dominio del balón-). Y luego, me sentiría triste por no haber podido compartir de verdad lo que yo pienso, lo que yo siento, lo que yo soy.
Ahora si les preguntas "¿vos sos infeliz?" reaccionan defensivamente respondiendo rotundamente “no”, porque asocian la pregunta a una ofensa, como si les estuvieras diciendo “¿vos sos UN infeliz?” que es interpretado como un insulto. Y la respuesta es automática “no” y va seguida de un “¿Por qué... vos si?” a modo de repechaje y desquite.

Pero nada de esto esta sucediendo, te estoy diciendo cualquier pavada relativa a la cantidad de ejercicios, a los ritmos, a las pesitas y vos estas hablando de rutina. Rutina mental, rutina reproductiva de la maquinaria cotidiana. Me estas hablando del mundo ordinario. Pero el ser humano es extraordinario.

Mirá, el ser humano es extraordinario todo el tiempo que es. Esto implica una paradoja, porque lo extraordinario es algo que sucede, por definición, muy rara vez, pero el ser es constante, cada maldito día, es decir, es “ordinariamente extraordinario” (-o “extraordinariamente ordinario”?-) 13…14….15…Sorbo de agua. Ahora abdominales, elongación, y me voy a mi casa a sumergirme de nuevo en el mismo ciclo una vez mas, pero diferente, cada vez, 16, 17, 18, 19...




(...continuará...)

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