
No se puede andar estudiando todo el tiempo a los demás cuando es en vos donde radican las principales dudas sobre nuestra propia naturaleza humana. Muy complicada. Y vos mirate, con esos anteojos de marco verde y ojos de mojigata!, queriendo mirar por un vidrio mentiroso el mundo como si vos no pertenecieras…no fueras parte, de toda esta ficción que llamamos realidad. La farsa de una pantomima en la que la mojigata de cuatro ojos también hace jugar su papel.
Y todo para que?, si nos vamos a morir algún día y a nadie le van a interesar tus estupidas conclusiones sobre un mundo que ya va a haber cambiado. Porque todo cambia. Vos, yo, el estupido de tu jefe en la casa de revelados, hasta Rantes…
A propósito de tu jefecito, que por cierto debería aprender algunos modales, se hace el pragmático y no es más que un misógino ególatra.
-tu jefe es un misógino ególatra- Wanda buscaba algo en su cartera
-Por eso le robamos-
-con lo que roba ese tirano, revelar alguna que otra foto…-
-278 en lo que va del año…-
-tantas fotos estamos sacando?- se sorprendio Wanda -Si se llegara a enterar nos mata a los tiros a las dos- saco una tabletita de chicles, comió uno y le convido el que le quedaba a Ágata
-a mi…, porque de vos no sabe nada-se comió el chicle.
-bueno mejor, que te mate a vos así yo sobrevivo para vengarme!-
Nos empezamos a reír del asunto y ensayábamos venganzas imaginarias. A Ágata se le ocurrió que en su funeral expusiéramos todas las fotos reveladas “gratis” que hizo en su laboratorio como provocación post-mortem. Yo me disfrazaría de promotora de chocolates, con peluca y todo, entraría a su local a convidarle uno, por supuesto el misógino ególatra aceptaría con vanidosa gula, el chocolate previamente envenenado lo mataría sin levantar sospechas. En otra ocasión yo publicaría un libro firmando como Ágata, con todas las fotos y en el prologo contaría la verdad del cruel misógino ególatra que conmocionaría a la opinión publica.
Como sea Ágata siempre moría. Sabíamos que para que una historia tuviera fuerza, tenia que tener algún componente trágico (-que lo tome como un “trabajo de campo”- ironizó el tipito)
Entonces llegamos a la esquina de la casa de revelados.
-no te soporto más-
-yo tampoco- bromeamos
-muerte al misógino ególatra!-
-por un revelado gratis para todos!- grito Ágata levantando la mano en saludo de su amiga, que ahora se alejaba sin volver la vista atrás.
Ágata sonreía. Wanda odiaba esa sonrisa. Esa sensibilidad pasiva se parecía mas a la apatía que a la contemplación. No existen tibias rebeldías. Estudiar en los demás lo que no entendemos en uno. La enajenación. La proyección. La negación. El ostracismo introspectivo encastrado en medio del gregarismo de la multitud fantasma. Porque vos te crees tu propia farsa Ágata!. Yo en cambio te prefiero cáustica. El resto es mediocridad o falacia. Y esa sonrisa, encubriendo la aversión hacia una humanidad de fantasía. En el fondo tu cinismo brilla como una perla escondida desde las tinieblas de tu propia agonía. No te duele el mundo más que la impotencia de no poder evitarlo. Sin tiempo de meditarlo, no caben en tus sienes otras cavilaciones mas que las del “trabajo de campo” sin hacerte cargo de ser el sujeto de ese objeto pretendidamente estudiado.
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