Saturday, February 14, 2009

Destino





Luego de una larga reunión de trabajo, Alfredo, empleado de una oficina contable, descubre con total fatalidad que la maquina expendedora de café se ha quedo sin capuchino. Apesadumbrado selecciona un café con leche que para mayor indignación sale espeso y con extraños grumos que parecen explotar al ser vertidos en el sacrificado vaso. Luego de una desdeñosa prueba ordenando todas las diferentes infusiones que se ofrecen en la maquina, constata, no sin rencor, que está descompuesta y deberá llamar por teléfono al técnico para que la repare.


Wanda entra al ascensor del edificio y aprieta el 8° pero antes de que se cerraran las puertas Esteban, el cadete del estudio jurídico del 10°, entra detrás de ella con unas cajas muy pesadas. Afuera se desata una lluvia torrencial. Se corta la luz y ambos quedan atrapados en ese ascensor.



Carlos, empleado de EDESUR se quedó dormido en el trabajo y no hizo todos los chequeos que le correspondían. No durmió bien porque su mujer estuvo con la luz prendida toda la noche trabajando en su maquina de coser -bastante ruidosa además-.



Estela, su mujer, salió de la casa para ir a la mercería a comprar hilo rojo. En ese momento lo ve a Carlos cruzando la avenida corriendo para agarrar un colectivo que va al centro. Estela piensa para que lo hace despertar tan temprano si después se queda pavoteando en el bar y termina siempre saliendo a las corridas.


Estela sale a comprar ese hilo porque la hija le pidió que le tomara un vestido rojo que usaría para una obra del colegio.



Marianita, la hija de Estela y Carlos no quería ese papel porque apenas si tenia líneas, ella quería el protagónico, pero eligieron a otra compañera en su lugar por tener mejores notas, así es que no tuvo opción más que aceptar ese personaje.



Estela se quedo sin hilo rojo porque lo usó todo al hacerle un mantel de navidad a su suegra y luego nunca lo repuso. La suegra siempre decía que su mantel estaba destrozado y que se tenia que comprar uno nuevo. Estela apuntó este dato para sorprendarla con su regalo y quizás caerle un poco mejor, ya que la trataba con bastante desprecio. La suegra dijo que era lindo pero que verde le hubiera quedado mejor…



Marianita bajó sus notas porque se había puesto de novia con el vecino, con quien pasaba todo el día y dormía muy poco. El vecino era muy "calentón" y enamorado de ella vivía buscandola para ahondar en las profundidades del amor. Y ella cayó en sus redes porque lo consideraba un "romanticón".


Carlos había salido más temprano de su casa, porque quería pasar por el bar a gastar a un amigo gallina que le había apostado que le ganaban a boca por goleada. Cuando miró el reloj vió que se le hacía tarde, y como vió que se le iba el colectivo que tomaba siempre, decidio salir corriendo para la avenida a tomarse el otro, que lo deja más lejos, pero pasa mas seguido, para no perder más tiempo.



El colectivo que perdió salio antes porque José, el chofer, llego más temprano al trabajo. Se había detenido a ayudar a su vecino a arrancar el auto que no le funcionaba bien, y éste le ofreció alcanzarlo hasta la terminal. Al auto del vecino no le funcionaba bien el burro sobre todo los días de tanto frío. Ese día fue uno de los más fríos porque una corriente de aire polar entró a Buenos Aires chocando con una caliente, prometiendo fuertes tormentas para la tarde.



Wanda llegó al trabajo corriendo -como siempre- y como le dolían los pies, prefirió tomar el ascensor. Le dolían los pies porque el día anterior había decidido ir caminando -aunque eran muchas cuadras- con sus sandalias nuevas hasta la facultad, por si se lo encontraba en el camino a Ramiro, un chico que le gustaba. Wanda se había puesto esas sandalias porque combinaban con su pollera marrón, se hubiera puesta las negras que iban con su pollera blanca, pero la tenía en remojo con productos para quitarle una mancha de café con leche que se le había derramado el día anterior…El café con leche se le derramó porque el destino se aprovecha constantemente de su torpeza.


Ramiro no fue ese día a la facultad porque había conseguido entradas para ver el partido del clásico river-boca. Boca ganó porque el arquero de river no fue lo suficientemente alto para alcanzar la pelota que reventó Riquelme. El arquero de river no fue lo suficientemente alto debido a que su madre se caso con un petiso porque ganaba bien y era de buena familia “y eso vale mas que cualquier circunstancia física” según palabras de su abuela.




Esteban, el cadete del 10° nunca toma el ascensor porque es claustrofóbico, pero como llevaba cajas tan pesadas no le quedaba otra. Ante el súbito corte de luz, intenta disimular su fobia frente a Wanda y comienza a entonar estúpidamente, y casi en susurros, canciones de misa con una voz temblorosa y ojos estupefactos. Esteban sufre de claustrofobia porque una vez, después de la misa donde oficiaba de monaguillo, se quedo encerrado en la diminuta piecita oscura donde guardaba su traje junto con los de los curas ,y nadie lo encontró hasta la misa siguiente.



El técnico de la maquina expendedora de café, ni bien ingresa al edificio, es informado de la falla eléctrica. Decide hacer tiempo poniéndose a chusmear con el conserje, con el que comparte un cigarrillo e intercambia algunas ideas políticas inspiradas en el desperfecto técnico.



Wanda se pregunta: ¿porque se habrá quedado sin luz el edificio?…mientras el cadete en cuclillas se persigna y balbucea un desafinado y pesadumbroso “alabaré, alabaré, alabare, alabaré…alabaré a mi señor” golpeándose la cabeza contra las cajas.



Esa tarde, Estela terminará de cocerle el vestido rojo a Marianita, (que para su suegra habría quedado mejor mas largo) sin saber que su novio, le pedirá que lo use en situaciones mas intimas que terminaran haciéndola abuela y Carlos, su marido, lo correrá por todo el barrio mientras sus compañeros del bar apuestan a ver si lo alcanza.


Alfredo, el empleado del estudio contable, no beberá ningún capuchino y lo único que contará esa tarde son los escalones a oscuras hasta llegar a la PB.


El cadete renunciará ni bien rescatado y se meterá a cura interpretando los hechos como una señal del Señor que lo invita a formar parte de su staff clerical, pero nunca oficiará en velatorios a cajón cerrado.


Wanda tuerce la cabeza mirando el tablero de los pisos del ascensor, y piensa que el 8 -por lo menos en aquella escasez de luz- se parece al infinito, sobre todo de costado. Y a su dolor de pies se sumará una tortícolis inexplicable.

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