ESCOMBRO XXIII

Como si no supiera explicarlo. O es que prefiero no hacerlo?. Tengo la sospecha, cada día mas grande de estarme creyendo la mentira que invente para afuera. Y me contradigo conmigo misma… me ofusco y me confundo… es lo que pienso o es lo que digo? O será lo que siento?.“Yo siempre digo todo lo que pienso pero nunca digo todo lo que digo”[1]. Y adonde queda lo que siento?. Siento? Y si toda mi tristeza es un teatro que llevo desde hace años montado para mi misma?. Una trama donde siempre el problema se representa de la misma manera, aunque cambie la escenografía de fondo o el atuendo de ocasión. Y si soy yo el problema? Y no el objeto o sujeto de turno contra el cual arremeto la lucha con toda mi furia. Si mi verdadero yo no esta en el espejo??? …que importa el espejo???.... lo que importa es otra cosa…que el espejo no puede mostrar… es algo mucho menos visual…y mucho mas sensitivo…pero casi todo el mundo es ciego…solo miran con los ojos, no creen que haya otra manera de mirar…
Como si no supiera explicarlo…o es que prefiero no hacerlo?....tal vez no lo prefiera, pero lo estoy necesitando…pesa el silencio de los cadáveres que arrastro adentro…agobia el hedor fétido que emanan…y proliferan los gusanos que estos convocan hacia su festín putrefacto. El odio en las tripas, es el odio que no llega a las manos, se muere adentro, se muere, es decir, te mata…y a veces ni nos damos cuenta… o si, pero preferimos hacer como que no, para no tener que dar explicaciones…como si no supiéramos darlas…o es que no sabemos darlas….o es que nos cansamos de hacerlo?...y con que objeto? Cual es el sentido?....importa el sentido? Que es lo que importa?
Atenerse a las cenizas del fuego viviendo bajo la nieve. Gozando de los beneficios otorgados por las inaptitudes adquiridas…libres de pecado pecando libremente…corren contra el viento los sueños del ocaso en tus ojos al otro lado del abismo…donde mi muerte resucita y grita que no hay tiempo para el espanto, que la mentira se abrió paso contra el alma y la hizo añicos, que dios se resbaló ebrio en la bañera y se agarró de la cadena que al soltarla drenó todos los sueños hacia la cloaca terrenal, que al reincorporarse se vomitó y maldijo hasta quedarse dormido, que todo lo que había no debió haber sido, o si, pero no exactamente, debo decirlo …mejor me callo….
No porque no sepa explicarlo…es que tal vez… esta vez prefiera no hacerlo.


Wanda Wenzel
(De “Pasadizos y Escombros”)

[1] Abelardo Castillo. El Evangelio de Van Hutten