
"-A veces creo que tenés una caja de zapatos en la cabeza!!- terminó por exclamar acaloradamente el armonico feligrés mientras se abotonaba torpemente la sotana como apurado en que no se le notara la necedad subyacente..."
En mi caja de zapatos
hay todo menos zapatos
hay ríos turbios de dolencia
hay risas menudas que hacen ecos
hay dulces lágrimas saladas.
Hay un sol de otoño que se oculta
y una luna hermosamente sabia
hay sueños como noche
y sueños como alba.
Hay un mundo que no espera
ser comprendido, ni nada.
Hay malezas de disturbios
cielos lejanos...
horizontes infranqueables...
luces fatuas y de bengala.
Hay un mar de incertidumbres
y una barca que naufraga.
Vientos que a la deriva
diluyen empatías en el aire
hojas que caen
de los árboles, doradas.
Pensamientos legibles y no tanto,
sentimientos decodificados, a veces, en falacias.
Hay perfumes y colores, pasadizos, recovecos…
un dragón y una princesa,
y una flor de lis germinando en la desesperanza.
Un piano en el vacío
-cuyo canto embauca toda la melancolía de mi alma-
Hay fantasmas en un foro estable de inasistencias
y hay ausencias como dagas.
Hay enigmas indescifrables
y la búsqueda de unos zapatos que jamás me calzan.
Como una cenicienta descalza
voy bordeando la ribera de mi pobre caja
y no hay nadie más que yo quiera ver ahí afuera,
no hay dioses ni amuletos
que presten para mí su magia
sólo una sombra cuyas huellas persigo
los hados del destino
-vigilia en el hastío de la inutilanza-
soledades y silencios
que fielmente me acompañan.
En lugar de zapatos
todo eso hay en mi caja,
y una cinta hecha mil nudos
-por miedo, rencor y venganza-
la mantiene bien cerrada
sabe que sólo el AMOR
posee capacidad para desatarla.
Wanda Wenzel
En mi caja de zapatos
hay todo menos zapatos
hay ríos turbios de dolencia
hay risas menudas que hacen ecos
hay dulces lágrimas saladas.
Hay un sol de otoño que se oculta
y una luna hermosamente sabia
hay sueños como noche
y sueños como alba.
Hay un mundo que no espera
ser comprendido, ni nada.
Hay malezas de disturbios
cielos lejanos...
horizontes infranqueables...
luces fatuas y de bengala.
Hay un mar de incertidumbres
y una barca que naufraga.
Vientos que a la deriva
diluyen empatías en el aire
hojas que caen
de los árboles, doradas.
Pensamientos legibles y no tanto,
sentimientos decodificados, a veces, en falacias.
Hay perfumes y colores, pasadizos, recovecos…
un dragón y una princesa,
y una flor de lis germinando en la desesperanza.
Un piano en el vacío
-cuyo canto embauca toda la melancolía de mi alma-
Hay fantasmas en un foro estable de inasistencias
y hay ausencias como dagas.
Hay enigmas indescifrables
y la búsqueda de unos zapatos que jamás me calzan.
Como una cenicienta descalza
voy bordeando la ribera de mi pobre caja
y no hay nadie más que yo quiera ver ahí afuera,
no hay dioses ni amuletos
que presten para mí su magia
sólo una sombra cuyas huellas persigo
los hados del destino
-vigilia en el hastío de la inutilanza-
soledades y silencios
que fielmente me acompañan.
En lugar de zapatos
todo eso hay en mi caja,
y una cinta hecha mil nudos
-por miedo, rencor y venganza-
la mantiene bien cerrada
sabe que sólo el AMOR
posee capacidad para desatarla.
Wanda Wenzel
(de "Halitos de Cornisa")
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