Tuesday, December 04, 2012

Ausencia Gris




¿Cuándo volverán
esos, tus sueños,
los que también fueron míos?.

Los colores germinan en flor,  
hoy sólo
en los jardines del olvido;

y no son las estrellas
más que un conjuro
que la noche escribe
sobre el cielo infinito.

Tu recuerdo, es refugio para mi soledad.
Y mi vida un simple óleo vacío.

El viento parece traerme tu voz
desde el eco de la lejanía;

El alma en blanco y negro,
es lágrima y melancolía.

Extraño la forma
en que pintabas mi mundo
con las acuarelas de tu risa.

Mariposas nocturnas
que se mueren en el alba;
pensamientos del silencio...
silencio que es, a veces, nostalgia.

Así recita la poesía
la noche triste
que me alcanza.

Somnolientas ilusiones,
ténue luz de la esperanza.

La música de los árboles
silba su melodía desconsolada.

Sé que no estarás más conmigo
cada vez que me hagas falta.

Camino a tientas
con rumbo desconocido,
 y es que a las piezas de la suerte
las mueven las manos del destino!.

La luna echa a andar
su rodaje de fantasías
y entonces parece que volvieran,
esos, tus sueños,
los que también fueron míos.

Sunday, July 31, 2011

Pez Dorado



“Y ahora nadie podrá lastimarme” –pensé-

El mundo se deshacía a mis pies y era incapaz de pisarlo

Me alejaba…

“lejanía in situ”- suspiré

Nadie podrá destruirme ahora…

(Excepto yo)

Y me reubiqué lo más al fondo de mi alma.


-¿Por qué no puedo verte?-

-¿Por qué no puedo alcanzarte?-


Asfixiada en mi propio cubículo reclamo:

“Que la soledad no me cierre los ojos…

Que la cama no se devore mis sueños de insomnio…

Que la mañana no me entumezca la voluntad…

Y que alguien pueda escuchar lo que mis silencios claman”.

Pero no voy a dar indicaciones

No voy a inferir absurdas precauciones

Ni a disfrazar mis acciones.

No voy a prevenir ningún debacle…

(Alas q se abren, para caer bien profundo)

Ni a realizar peritajes

Sobre lo que subyace en tu mundo.


Elijo reivindicar el abismo

(Conspicuo hiato inefable)

A disimular todo un cosmos

Para aceptar que a mi unidad

Le falte siempre alguna de sus partes.


“La única libertad radica en la oscuridad de la incertidumbre” – cavilé en voz alta

Luego… “la abyección, la locura y la muerte”.

(Y ya no tuve necesidad de excusarme).

Pero no puedo atribuirle a tus displicencias

La agonía de mis propios miedos e inseguridades…

Mi eje es una línea imaginaria itinerante

(Utopos metamorfoide)

Quizás no es posible que lo entiendas

O tal vez sea yo incapaz de explicarlo

Lo cierto es que ahora voy a romperla

Porque no soy buena acepando

Inicuos arbitrajes.


Alguna vez te he confiado mis mejores pistas falsas

Para que me encuentres descubriendo lo qué tramo

Pero mis verdades no son fácilm

ente asimilables

Y retorno vencida a mi escondrijo

(Sin esperanzas de empatía)

Yo soy cómplice de mi desatino,

Pero resulta que no quiero…

(Tanto)

Ese ostracismo…


Sin embargo corto el hilo,

(Lazo-vínculo de cualquier salida al otro lado)

Y me adentro en un laberinto introspectivo

Para morir en las fauces de mi propio minotauro

El ejercicio de un rito en el que sacrifico con mi muerte

La proclamación de un nuevo nacimiento

(Y su trabajo de parto).


Cuando el reloj marca la hora del destierro

Y la carroza se vuelve calabaza

Los caballos, ratones

Y el vestido, andrajos…

Enjuago bien las lágrimas de mi rostro ceniciento

Para salir corriendo escaleras abajo,

Abandonando el ilusionismo de todo falso palacio

(Con un zapato menos…).

Atravieso los muros fronterizos

Y el mundo se

deshace bajo mis pies, descalzos

Siento vértigo, mi corazón se agita

Quiero lo que no tengo

Y también lo que tengo

(Aunque de todos modos se que no voy a poder quedármelo).

La necesidad genera dependencia

El deseo liberación

No entiendo ni quiero seguir las reglas

De un mundo que no tiene idea de quien soy

No se sufrir sin enojarme

Ni se mentir cuando hay amor.

Me enajena

el agujero del espejo

Porque soy otra

(Conmigo, en mi, pero distinta)

Y entonces te extraño pero no se decirlo

No puedo decirlo

Porque no estas determinado

Lo que yo quiero no tiene formato

Y constantemente se transforma en otra cosa…


“De todos modos ya nadie puede destruirme” –sentencié

Por mas que intente disimular todo un cosmos

(Y busque mi luz en tu sombra)

Por mas que encuentres el zapato que perdí

E intentes persuadirme para volverme otra

Por mas que te lleves todo lo que no te di

Y me dejes todo lo que no te importa

El camino se abre paso porque yo camino

Sabiendo que nunca voy a volver a ser la misma cosa

Porque no se dejar de luchar

Ni abandonar mis sueños por realidades rotas

Si “fracasar es no intentar”

Yo jamás pienso asumir una derrota.


Por eso desde lo más al fondo de mi alma reclamo:


“Que la sonrisa no me esconda

De la que soy sin develarme

Que tus manos deshagan hábilmente

Lo que mal dice mi boca

Y que tus ojos delaten los abismos

Por donde mi soledad se arroja”.

Para superar el hastío

De perseguir siempre lo inalcanzable

(Porque no tengo otra forma)

Pugnando la razón por gobernar a las pasiones

Elijo trascender a la mera reproducción absurda

Sabiendo que sin esperanzas la vida se transforma en tumba.


Porque siempre es mejor sufrir a morir de aburrimiento

Prefiero defender mi verdad con lo que soy, con lo que tengo…

Anhelando que tal vez alguien pueda encontrarme

Allí donde no logra mostrarme el espejo.

(*Tuky)

Sunday, May 01, 2011

Desencuentro





Me decía, mientras la botella vertía una luz dorada sobre nuestro precipicio:
- Pensá todo lo que tengas que pensar, pero no te engañes. Escuchá todo lo que tengas que escuchar, pero no creas en nada sin dudarlo. Decidí todo lo que tengas que decidir, pero no te reprimas. Hacé todo lo que tengas que hacer, pero no te retraces. Sé todo lo que tengas que ser, pero no pidas permiso. Viví todo lo que tengas que vivir, pero no te arrepientas de nada…-
- Ya sé, ya sé!! – pensé exaltada en voz alta y en un brusco ademán tiré el vaso derramando toda mi alma sobre el mantel gastado.
Hizo un silencio perpetrado solo por el afanoso “clic-clic” del encendedor con el que ahora daba lumbre a su vigésimo séptimo cigarro.
-La puta madre- mofé por lo bajo mientras pasaba inútilmente la servilleta empapada sobre lo volcado.
Me sonreía con sus ojos y soltaba aros de humo que se deshacían contra el vidrio empañado de la ventana. Me revienta cuando se quiere hacer el “sabelotodo”, aunque estuvieran bien sus palabras.
Solícitamente el mozo acudió a mi exabrupto con un “trapo rejilla” en la mano. Ambos en una coreografía entre torpe y ridícula intentamos arreglar un poco el desastre que había ocasionado. Luego, me trajo otro vaso y se retiró en completo anonimato. Volví a llenarlo de amargos desencantos y me sumergí en sus desoladas profundidades.
-No vayas a ahogarte en éste también…- sugirió sarcástico.
-No vayas a creer en todo lo que ves- repliqué estúpidamente rencorosa.
Las horas pasan y seguimos sin encontrarnos. No importa cuanto nos esforcemos por enunciarnos desencarnadamente uno al otro, sutiles displicencias crecen como espinosa maleza sobre la rivera de nuestros propios bordes; nos cierra el paso; nos tapa la visión, nos confunde y desorienta. Nos extravía y equivoca.
-Vos sos lo que veo ahora y elijo creerte-
-No empeces con tus frases embrolladas y decime lo que me querés decir-
-Si te lo estoy diciendo!-
-Pero sin decírmelo… -
-Eso depende…- pronunció riendo como disfrutando del juego que él mismo se inventaba.
-No sé, no entiendo, soy tarada- provoqué
-habitué del desconfío, diría yo…-
-Te desafío a que me lo expliques como si fuera tarada…- forcé una mueca de sonrisa falsa
-vos de tarada no tenés un pelo. De competitiva y caprichosa puede ser…-
Lo que debió afectarme como una ofensa me resultó inesperadamente un halago que decidí ignorar por completo.
-Bueno. Explicame entonces-
-Qué es lo que querés que te explique?-
-Retrocedemos un casillero- respondí razonando en voz alta y me serví lo último que quedaba en la botella.
-Por qué?-
-Retrocedemos dos- bebí
-Barajemos y demos de vuelta- propuso totalmente carente de creatividad.
-No. Terminemos esta partida antes de empezarla de nuevo- percibí cierto halo de desconcierto en sus ojos- porque ya me sé de memoria la jugada. Vos cantas “envido” y me ganás de mano, pero yo hago primera. Vos me cantas truco con un ancho falso y yo te retruco de “competitiva y caprichosa” –situé con sorna-. Entonces me mostrás el envido y te vas “elegantemente” al mazo. Así son todas las jugadas.
-Como partida de truco es bastante chota-
-Como forma de vincularnos otro tanto…-
Ambos nos relajamos sin advertirlo.
-Yo quisiera…-miró alrededor antes de continuar como cerciorándose de que nadie lo estuviera observando- … no sé, había pensado que… - yo lo escuchaba expectante - … si tenés ganas...-comenzó a desmenuzar un pedacito de servilleta disimulando su nerviosismo, cosa que me enternecía y fastidiaba casi al unísono - … hace tiempo que quiero conocer la Península de Valdéz…- detuvo allí su palabra.
Yo esperaba que se tomara el tiempo que se tenía que tomar para terminar la frase. Pero el silencio se extendía sin que terminara de decirme lo que me había empezado a decir, que claramente era invitarme a viajar con él, a lo que yo respondería -previa falsa dubitación, por supuesto- que “podría ser” que me dejara verlo, para efectivamente terminar yendo entusiasmada.
Y no, desesperadamente el tiempo corroía mi enturbiada esperanza sin que terminar la maldita frase. Se quedó allí en inmutado silencio aguardando a que yo lo interpretara y le respondiera “a eso” que él, en definitiva, no me preguntaba!.
¿Por qué ese afán de decir las cosas sin decirlas?. Estaba furiosa. ¿Por qué no me dice que me quiere invitar de una sola vez?. Cobarde y enroscado. La tiranía de su cabeza reprime lo que su corazón proclama. Y ya no tengo más ganas de estar hablando, porque el diálogo se falsea decantando absurdamente en superficialidades de un encuentro inanimado. Y empiezo a alejarme, a estar sin estar estando… Yo no quiero ser su “resistencia” liberadora. Ya bastante tengo yo con mis propias batallas. Nuevamente el vacío ensancha un precipicio entre ambos. Te estoy mirando. Quererte me deja sola. Me aburre, me enoja, me entristece.
“Ahora me voy a quedar callada hasta que diga algo”, pensé. “No sé, cualquier cosa. Le corresponde a él terminar su frase, no a mí. Hasta entonces esperaré callada. Soy capaz de tomarme 20 botellas más si fuera necesario mientras aguardo, de todos modos se las voy a hacer pagar él, por idiota!.”
Estaba ya por desmoronarme de angustia, cuando comenzó a decir:
-El otro día vi en “Animal Planet” un documental sobre las ballenas…- mi consternación fue inmediata –… se van hasta allá para aparearse una vez al año …-
Ya en la palabra “aparearse” dejé de escucharlo. Pero él continuó narrándome muy animosamente la estúpida reproducción de los batracios. Levantó la mano llamando al mozo. El corazón se me sacudía en el pecho e imaginé que me daba un infarto mientras el continuaba hablando como si nada. Pidió otra botella y mas maní con ademanes sin interrumpir en absoluto su relato. Me miraba de vez en cuando como para corroborar mi atención. Yo escuche “si tenés ganas…” no estoy loca. Se palpó a los lados de la chaqueta en busca del paquete de cigarros. O tal vez sí lo estoy y lo imaginé. Sacó uno. Comencé a dudar de todo. Incluso de que estuviéramos allí.
El mozo llegó destapando otra botella y acomodó el platito de maníes entre ambos vasos. Precipicio mediante. Aprovechó para hacer una pausa y encender su tabaco. Yo ensayaba distintas formas de irme mentalmente. El mozo se retiró estoico llevándose la botella vacía con mi alma adentro.
-…y tenía ganas de ir a conocer, no sé…- concluyó sin demasiado encanto mientras empinaba la botella sirviéndonos otra ronda de decepción.
-que bueno- fue lo único que pude alegar en mi defensa, sin fuerzas para mover un solo músculo de mi estupefacto estado de desilusión anunciada.
Levantó la vista y me sonrió extendiéndome el vaso nuevamente cargado. Bebió sin dejar de espiarme como esperando mi reacción sabida. Pero ya era tarde. Muy tarde.
-es tarde- dije aún en aquella pose de indisimulable resignación.
-terminamos esta cerveza y vamos, querés?. Yo te alcanzo-
-no, dejá…-
-si estoy con el auto, no me cuesta nada-
-es que voy para otro lado- dije hundiendo el aguijón en su corazón subyugado
-ah bueno….- se llenó la boca de maníes para contrarrestar el sabor amargo que el aguijonazo le acababa de provocar.
-además estoy cansada-
-si yo también…-
Nos miramos entendiéndonos por primera vez en toda la noche. Y en ese breve interludio de tregua en que nos encontramos, sentí que lo amaba como nunca voy a poder a amar a nadie en esta vida. Bajé la mirada antes de develar mis sentimientos, que comprendía no del todo correspondidos. Lo oí suspirar alterado y entonces resolví decirle:

-Pensá todo lo que tengas que pensar, pero no te engañes…- me puse de pie- …escuchá todo lo que tengas que escuchar, pero no creas en nada sin dudarlo…- me puse el abrigo- …decidí todo lo que tengas que decidir, pero no te reprimas…- me colgué el bolso-… hacé todo lo que tengas que hacer, pero no te retraces…- me incliné hacia él - …sé todo lo que tengas que ser, pero no pidas permiso…- le tomé el rostro con las manos- …viví todo lo que tengas que vivir, pero no te arrepientas de nada…- cerré mis ojos y lo besé en la mejilla.

Salí del bar antes de que pudiera entender lo que había hecho. Me subí a un taxi que me llevó hasta el más alejado suburbio de mi soledad infinita. El salió tras de mí para alcanzarme pero ya era demasiado tarde. Como siempre. El taxi se alejaba en la espesa penumbra de la espinosa maleza al otro lado de mi propio borde. Mientras, una luz dorada se apagaba sobre nuestro precipicio.

Thursday, April 14, 2011

Abismo


Soy un abismo.

Vacío henchido en el alma.

Exhalación de vértigo sobre el precipicio.

Los ojos cerrados, las alas abiertas.

A ras del cielo las nubes flotan violetas.

No son los bordes.

Ni las pendientes. No es la tierra.

No son las rocas filosas.

Tampoco el agua que corre sobre ellas.

No.

El abismo es el hiato inefable de la imposible nada.

Un absoluto perplejo.

Un imposible inconexo.

Falso cruce.

Sin puentes que lo transiten y unan los extremos que lo definen.

El abismo es la inabarcable inmensidad del sueño inaudito.

Imperiosa quietud que brama.

Poderosa impotencia de los mortales.

Soledad impía.

Inmortalidad del alma.

Un lugar inhabitable, infranqueable, incomunicable.

Solo transitado por las nubes que flotan a ras del cielo, violetas.

Que nunca llegan, que siempre pasan.

Soy ese abismo.

Con los ojos cerrados y las alas abiertas.


(Tuky)

Infinitamente

Infinitamente sola. Sin ganas de mirar. La calle se estrecha cuesta arriba. Todo gira alrededor de un mundo que me es completamente ajeno. Y ya no espero, ni salgo a buscar. Detenida en mi propio tiempo, en el agujero del espejo alguien pasa sin mirar. La esperanza es como un mar de silencios rompiendo olas en mi soledad. Perdida en la memoria, alguna huella que no fui, se imprime ahora en la arena de lo que tal vez será. Pero el destino abre sus palmas hacia confines inconmesubrales. Y yo le tomo la mano para avanzar. No hay retorno. Ni camino. No hay muelles de los que zarpar. Soy un dato borrado por su única verdad. La lucha inclaudicable. En mí, por los demás. La soledad inhabitable, de un mundo que pasa sin mirar. (Tuky)

Saturday, April 02, 2011

PROLOGO

(de "El Endemico Impostor y Sus Antropomorfizaciones Alegóricas")
Esta es una historia imposible. Y solo por eso me he propuesto escribirla. Sin embargo llamarla "historia" sería algo presuntuoso de mi parte e incluso no del todo cierto. Se trata mas bien de una quimera presuntamente literaria. Quienes la lean deberán saber que no encontraran en ella otra cosa más que la abrumadora desesperación del autor, por su imposibilidad de conocer a ciencia cierta, cual será el futuro de los personajes (y de si mismo) mientras esta se desarrolla.


Un poco disimulado, tal vez hasta pase inadvertido, el sentimiento de frustración se funde con una lógica de absurdo inductismo a partir del cual se pretende explicar el sentido del mundo, (que nunca es uno, más que para uno mismo, y ni tampoco), observando la introspección subjetivada de los seres que lo adentran. Porque quizás, intuyo, puede que el único mundo posible es el que todos llevamos dentro, pero a la vez afuera. Como una simbiosis metabolizada de forma subrepticia.


Detesto las paradojas, sobre todo porque me parezco a ellas. No hay respuesta. No hay cierre concluso. El espejo de un espejo. La claustrofia del infinito. Nada me exaspera más, lo confieso. Pero, apelando a una profunda franqueza, no puedo más que jactarme de ella, como si en un efímero impulso de salvaguardar mi cordura, intentara –no menos en vano- atenuar la impronta de esta insatisfacción haciéndola participe de mi conciencia. Y entonces lo que importa no es el “fin de la acción” (que, paradójicamente –o no- precede a ese mismo objetivo), sino el motor a través del cual se pone en marcha la maquinaria que lo justifica y a la vez cuestiona, pero sin dejar de desplegar –aún en los momentos de mayor confusión y abrumadoras dudas- todas aquellas manipulaciones que hacia el, sospechamos, nos arroja. Incluso –y más precisamente- cuando por el contrario, nos aleja por completo.


Así, es como se explica que, los personajes (al igual que su autor) no solo desconozcan el fin de sus acciones, sino que, para colmo, les importe un comino. Pues, lo que los encuentra en esta extraña historia o peripecia, no es la certidumbre de un destino al cual se ajusta teleológicamente toda su existencia, sino, justamente, la más absoluta ausencia de ella.


Como piezas sueltas de un puzzle cuyo dibujo cambia constantemente haciendo que la tarea de reconstruirlo se vuelva infinita. Cuando uno creyó haber encontrado dos que encajaban –descartando todas las restantes- se da cuenta que su fondo ya no es el que era y que, tal vez, ya no cuadren con el dibujo que teníamos de modelo para guiarnos. Los modelos son las pistas mas falsas a seguir, y las piezas que cuajan no siempre tienen que ver con el dibujo de fondo. Relaciones espurias creciendo como yuyos sobre una tierra de infértiles ceteris paribus. Y ellos lo saben, aunque no concientemente.


De allí que lo que los caracterice, no sea el cúmulo de situaciones que han de atravesar hasta el desenlace último donde cada una de ellas adquiera un sentido omnímodo y el autor (como sus personajes) pueda creer que ha cumplido su misión en esta tierra (o en esta quimera, presuntamente literaria). Sino que habrán de crear una “otra dimensión” cuya extensión (manifestación) son esas circunstancias, utilizándolas (incluso hasta el desgaste) como expresión del inabarcable proceso introspectivo que se vincula con el ambiente de manera artificial, pues, la única realidad existe en la simbiosis intersubjetiva entre los seres, a través de la cual uno nunca sabe lo que sabe, pero esta seguro que de saberlo, su historia habría llegado al final, que es, también, otro comienzo.


No podemos asegurar que exista ningún puzzle. Solo podemos advertir que existen algunas piezas. Por eso, -o por otra cosa además…- es que me pareció digno de un autor comprometido con su obra, hacer esta aclaración totalmente obsoleta. Para que, de esta manera, quienes osen, quienes se atrevan, o simplemente pasen y hurguen estas páginas, estén alertados de que no hallaran en ellas una historia atrapante de magníficos personajes con perfiles ingeniosamente diseñados que le capturen a uno el corazón o la cabeza, para llegar a odiarlos o amarlos hasta el llanto o la blasfemia. Ni mucho menos.


Los advertidos, pueden ir dejando este libro nuevamente en el estante (imaginario, pues tal libro nunca existió ni probablemente exista), para que alguien, menos pretencioso -y mucho menos ordinario- que aun le interese adentrarse en esta lectura no del todo clara, tenga la libertad –o la imprudencia- de al menos, intentar hacerlo.


Finalmente, y con el único objeto de no seguir parafraseando esta falsa justifiación completamente injustificada, paso a dar cierre a mi pequeño prólogo inusitado, y así dejarle abierto el camino al lector que todavía conserve la animosidad suficiente como para dar comienzo a esta quimera presuntamente literaria.



Éxitos!!,

Friday, February 18, 2011

Obstaculos


Supuse que sucedería así. Y supuse equivocadamente otra vez.

La conciencia muerde los labios que la nombran. Ahora que me detengo a pensar, sigo.

El está parado del otro lado del abismo. Lejos. Tan lejos de mí...

Y se va. Porque nadie puede cruzar volando. Porque debajo el agua corre entre filosas rocas. Asi que entiendo. Como entiendo casi todas las cosas. La conciencia me muerde despacio. Tengo tiempo de advertilo, pero no de dudarlo. Porque para mi la vida está de este lado y el abismo es todas mis imposibilidades. Ficciones de lo inabarcable.

Pero entonces lo veo asomarse más adelante. Me hace señas de que lo siga. No se por donde. Dió la vuelta y continúa avanzando. Cuesta abajo como reptando sobre las paredes de la pendiente en la inmensa mitad al otro lado.

Busco seguirlo bordeando los límites de mi propia mitad para ir a su encuentro. Casi puedo verlo, casi puedo sentirlo. Escucho su respiración agitada igual que la mía...El corazón se me sale del pecho. Pero al llegar a lo más cerca posible, descubrimos que sigue habiendo demasiada distancia para alcanzarnos.
Alguno tiene que saltar. El otro rescatarlo.
Ambos luchar contra la corriente para llegar juntos a la orilla.

Ahora que me detengo a pensar, sigo.
Muerdo mis labios hasta sangrar.
La unica posibilidad fue siempre el abismo.

Saturday, January 29, 2011







¿Cómo ganarle a la Nada? ¿Cómo ganarle? Yo se la trampa. Yo conozco la trampa, pero no puedo avisarle. El otro tiene que entender. El otro tiene que encontrarla. Y yo no sé esperar. La totalidad del abismo se reduce en lo inabarcable. Puedo pensarlo. Puedo sentirlo. Pero no puedo tangibilizarlo. Intento, una y otra vez. Intento. Y sin embargo, Nada. Dentro de unos años igual, pero con menos tiempo. Si fuera todo tan absurdo, nos daría lo mismo. A mi no me da lo mismo. Entonces algo pasa. Algo tiene que perdudrar. Más allá de los diferentes "caminos", (birfurcanciones intransitivas), hay un -por así llamarlo- "destino". Perceptible. Comunicable (pero intransferible). La realidad es la mortalidad, indefectible, finita, contable. La verdad es perenne, inabarcable, innacible. Y yo conozco la trampa. Si te pudiera explicar...pero no puedo. Esta es la parte que me toca a mí. Y no puedo avisarte. No puedo decir tus lineas, ser ambos. No funciona asi. Tal vez nunca las digas. Yo, sin embargo, no puedo evitarlo. Camino (o bifurcaciones intransitivas). La Nada es un zapato sin horma. Destino. Vos nisiquiera estás en ninguna de tus formas.

De “Falsaciones para tercas resignaciones y otros arrebatos”